sábado, 6 de febrero de 2010
TEMA 4 CONVIVIR CON LOS ADOLESCENTES
La presencia de adolescentes que viven momentos difíciles. Obligatoriamente han de estar en la escuela chicos y chicas (de todas las clases sociales) que pasan por intensos momentos de crisis.
A veces olvidamos que los bagajes que el alumnado trae a la escuela no son homogéneos. La desigualdad social sigue existiendo y se nota especialmente en la adolescencia. Además, en esta etapa sabemos que explotan las carencias anteriores y no se nos escapa que, especialmente los chicos, expresan su malestar y su inseguridad actuando; que los problemas en la adolescencia, suelen ser problemas sociales…
El panorama se completa con la presencia en las aulas de la diversidad que aportan los adolescentes que han vivido un proceso migratorio reciente, desde contextos culturales muy distintos y sin tradición todavía de adolescencia. Junto a los procesos de comunicación que se deben resolver, se presentan las tensiones para la integración entre un conjunto variopinto de adolescencias,
Trabajar las tensiones entre grupos diferentes. Abordar cuestiones concretas como las dinámicas de tribu, por seguir una palabra impropia puesta mediáticamente de moda.
Hay un núcleo de conflictos que se producen con chicos y chicas a punto de cumplir los dieciséis años (o cumplidos), a veces fuera de promoción y con unas inaguantables ganas de abandonar la escuela. Para ellos y ellas necesitamos avanzar planteamientos de formación laboral postobligatoria a los últimos trimestres de la obligatoria.
Lo contrario es asistir a una guerra de desgaste de difícil solución. En una parte del alumnado con dificultades se está consolidando una actitud vital en la que no hay horizonte próximo: no piensan ni en estudiar ni en trabajar y, de momento, sólo han conocido la experiencia frustrante de seguir dos años más en la escuela.
Intentar conseguir que cada chico o chica, por complicado que sea, encuentre algo para hacer en la escuela que le interese, algo que justifique su venida al centro, además de ver a los amigos o ligar. No es el azar el que hace que les interese una asignatura u otra, una nueva materia, un crédito variable, y no la lengua, las mates o la historia de siempre. Es normal que algunos odien la escuela, pero no que la odien en su totalidad, hasta el punto de estar contra todo y contra todos. Al menos deberían encontrar un conserje benévolo con el que ocuparse de las fotocopias o del mantenimiento. No estaría de más seguir pensando en el aprendizaje cooperativo o en el diseño adecuado de un buen trabajo por proyectos integradores.
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